- Tomar una decisión precipitada
Si ya te has decidido a vender tu inmobiliario, lo mejor es que no tomes una decisión abrupta al momento de ofrecerla a los potenciales compradores. Los precios varían y la disponibilidad puede tener un gran impacto. Junta toda la información posible y monitorea las tendencias locales en el área.
- Poner alto precio
Claro que el valor sentimental que le ponemos a la propiedad no necesariamente refleja su valor económico. Pero eso no lo saben los compradores. Trata de ser objetivo al momento de ponerle un precio al inmueble. Sin embargo, puedes aprovecharte del aspecto emocional para vender la propiedad.
- Omitir los mejores atributos
Recuerda que la primera impresión es lo que cuenta, al menos en el exterior: limpia las ventanas, pinta la puerta principal y arregla el pasto del jardín
- Ser impaciente
Una casa no se vende de la noche a la mañana; lleva tiempo. Es importante que, cuando la propiedad no se vende rápidamente, no quieras ajustar el precio tan pronto. Mantente en contacto con el agente para comentar Las acciones a tomar. Una casa entre tres y seis meses para venderse: las excepciones confirman la regla.
- Ocultar información
La casa se ha vendido y el nuevo propietario encuentra que el techo está por caerse debido al exceso de humedad. Si el comprador descubre que sabías de estos defectos ocultos y no los mencionaste al momento de hacer la venta, puede retractarse del contrato de compra-venta.
- Cometer un error
Cuando hayas establecido el precio y las condiciones generales, es conveniente esbozar un contrato. Este es el paso más importante en todo el proceso. Sé cuidadoso y dale una revisión al contrato antes de firmarlo. Hacerlo te ahorrará varios problemas y costos adicionales una vez que la propiedad esté vendida.